por Eduardo Andrés
Por causa del que me envió a este mundo aunduve en el camino cansado, trabajado, herido y maltratado por amor a la vida que mi Padre un día en este campo colocó. Sembré la buena semilla, también en tierras áridas, rocosas, espinosas, y humedas. En todas sembré la palabara del espíritu vivificador, el mensaje de la gran fuente de luz universal. No retuve nada, todo el alimento que el Padre me dio a comer, a este mundo le compartí. A pesar de los cuervos y depredadores, a pesar de la incredulidad, y del escepticismo, de las grandes tormentas, de la plaga engañosa, y del hongo infractuoso, nunca dejé de sembrar, ni de rociar el agua y el fuego que fluye desde mi fuente.
Por causa del que me envió a este mundo aunduve en el camino cansado, trabajado, herido y maltratado por amor a la vida que mi Padre un día en este campo colocó. Sembré la buena semilla, también en tierras áridas, rocosas, espinosas, y humedas. En todas sembré la palabara del espíritu vivificador, el mensaje de la gran fuente de luz universal. No retuve nada, todo el alimento que el Padre me dio a comer, a este mundo le compartí. A pesar de los cuervos y depredadores, a pesar de la incredulidad, y del escepticismo, de las grandes tormentas, de la plaga engañosa, y del hongo infractuoso, nunca dejé de sembrar, ni de rociar el agua y el fuego que fluye desde mi fuente.
En tiempos de cosecha muchas veces toqué las puertas de las ciudades y pueblos, y la mayoría no abrieron, camine desnudo frente a mis semejantes y solo pocos me vistieron, estuve sentado y hambriento a las afueras de grandes palacios y castillos y pocos me alimentaron...fui encarcelado en un sepulcro y pocos me visitaron, se secó mi garganta de tanto hablar verdad a sus oídos y solo pocos un vaso de agua me dieron para calmar mi sed. Solo la tierra humeda me dio buen fruto.
Yo, a esos hombres ebrios de poder y jactados en orgullo observé frente a frente, a multitudes de almas encarceladas, dominadas por la materia, y arrastradas por la ignorancia, con mi lampara iluminé; pero ellos en su ceguera amaron mas a la oscuridad y a sus propios deseos carnales. Hoy mi juicio es verdadero y a todos juzgaré, los recompensaré segun sus obras; pues justo soy en mi palabra. Aunque a todos los amé, solo a pocos escogeré...a mis pequeños que pusieron en practica mis enseñanzas y las multiplicaron. A aquellos fieles que no dejaron de seguirme a la vida eterna.
Pero tu, arbol vigoroso, de hojas y tallos verdes, sembrado junto a mi viña, al final te enfermaste con la peste y el oxido homicida de los aires, tus frutos están podridos...vine a ti con hambre busando algo para comer y no hallé nada bueno entre tus ramas. No coseché ni un fruto digno de mi semilla. Solo gusanos inmundos devorandote hasta la raiz.
Hoy te recuerdo arbol mentiroso que tu racimo en mi tronco no dio fruto verdadero, hoy eres cortado...has de secarte, para ser echado en las llamas; porque tú, arbol malo de indignos frutos no quisiste perseverar fluyendo en las corrientes de mis aguas vivas. Creiste que yo voy a cosechar zizaña donde sembré trigo?? pues te digo que el fruto de la semilla triturada por los perversos hombres, es el que mi mano hoy recoje con gozo y alegría.
Hoy te recuerdo arbol mentiroso que tu racimo en mi tronco no dio fruto verdadero, hoy eres cortado...has de secarte, para ser echado en las llamas; porque tú, arbol malo de indignos frutos no quisiste perseverar fluyendo en las corrientes de mis aguas vivas. Creiste que yo voy a cosechar zizaña donde sembré trigo?? pues te digo que el fruto de la semilla triturada por los perversos hombres, es el que mi mano hoy recoje con gozo y alegría.
Comentarios
Publicar un comentario